Nueva York es muchas cosas. Es ciudad global, centro financiero,
destino turístico, referente de vanguardias, fuente de inspiración… Es el sitio
al que acudir cuando se quiere empezar de cero. Dicen que todo es posible en
Nueva York, desde alcanzar la fama en la calle por casualidad hasta perder toda
una fortuna en lo que dura un parpadeo. Hay millones de imágenes, sonidos o
sentimientos que están relacionados casi en exclusiva con la ‘gran manzana’ y
que todos conocen, tanto los que viven allí como los que han estado simplemente
de paso, o los que sólo tienen la idea de la ciudad basada en algún libro o
película. Pero sin duda lo que la mayoría tiene en mente cuando se hace
referencia a Nueva York son los
rascacielos.
Vista de Manhattan desde el GE Building (1935)
En realidad Nueva York la conforman cinco distritos: Bronx, Brooklyn,
Manhattan, Queens y Staten Island, aunque es frecuente relacionarla exclusivamente
con el distrito de Manhattan, puesto que éste fue el origen de la ciudad y el
que concentra mayor número de población, edificios emblemáticos y actividad de
todo tipo.
Manhattan es una isla que fue habitada por aborígenes americanos antes
de la llegada de los europeos. Se cuenta que fue adquirida en el siglo XVII por
colonos holandeses a cambio del equivalente a 24 dólares actuales. Ya sea una
leyenda o no, lo cierto es que seguramente han sido los 87 km2 mejor
aprovechados de la historia.
División de la isla de Manhattan
A principios del siglo XIX se buscaba un sistema mediante el que fuera
posible “distribuir las calles para que se integren en conveniencia y beneficio
públicos y, en particular, favorezcan la salud pública". En respuesta a
este encargo se aprobó en 1811 el plan urbanístico por el que las calles de Nueva York (por entonces sólo Manhattan) formarían
una cuadrícula perfecta: Once
avenidas recorrerían de norte a sur la isla y serían cortadas en
ángulos rectos por 155 calles. Dicho plan es considerado como auténticamente
visionario, teniendo en cuenta las diferencias de población, sistemas
constructivos y medios de transporte de aquella época con respecto a la actual.
Evolución urbanística de Manhattan en los años 1664, 1774,
1880 y 1930
Fue tal el éxito del sistema de cuadrícula que en apenas 40 años la población se había multiplicado por cuatro. La escasez de espacios libres para el esparcimiento de los ciudadanos hizo pensar en la necesidad de crear un gran parque que estaría situado en el centro de la cuadrícula y funcionaría como un oasis dentro del cual fuera posible evadirse de la agitación de la ciudad, pero a la vez estando dentro de la ciudad.
Plano del proyecto de Central Park (1875)
Vista aérea de Central Park (1955)
El rascacielos nace en Chicago hacia 1870 debido a la concepción de
estructuras ligeras de acero, la invención del ascensor y la necesidad de
crecer hacia arriba para rentabilizar el terreno. Sin embargo fue en Nueva York
donde se perfeccionó este modelo de edificio. La naturaleza rocosa del suelo, que
asienta los cimientos, la estrechez del Lower Manhattan, y el deseo tan propio
del país de la libre empresa de superar a la competencia, fueron el caldo de
cultivo ideal para facilitar su proliferación. Aunque las formas y la
decoración mantienen el eclecticismo propio de las edificaciones anteriores, la
Escuela de Chicago ejerció una gran influencia en los primeros proyectos de
rascacielos de Manhattan.
Haughwout Store (1857) John P. Gaynor
Bayard Condict Building (1897-1899) Louis Sullivan
Ansonia Hotel (1899-1904) Paul E. M. Duboy
Woolworth Building (1913)
Flatiron Building (1901-1903) Daniel Burnham & Co
A principios del siglo XX, la tecnología del inmueble de gran altura
alcanza su madurez: el número de pisos aumenta y los rascacielos se multiplican
en Manhattan. Pero la estética del rascacielos sigue buscando su camino,
vacilando entre el neoclásico y el neogótico.
Municipal Building (1907-1914) McKim, Mead & White
A raíz del boom inmobiliario
de los años veinte, los arquitectos neoyorquinos se inspiraron en los movimientos
europeos (secesión vienesa, expresionismo alemán, art decó francés) e incluso los superaron. El Chrysler Building es
el ejemplo más notable. El geometrismo art
decó, abundante en el estilo Jazz Moderne y más tarde sosegado con el
Streamlined Moderne, se adapta perfectamente a las siluetas piramidales del
rascacielos.
Chrysler Building (1930) William van Alen
Empire State Building (1931)
General Electric Building (1930-1931) Cross & Cross
American Standard Building (1924) Hood & Fouilhoux
En 1932 Philip Johnson (arquitecto) y Henri Russell Hitchcock
(historiador) lanzaron el término “estilo internacional”, a raíz de una
exposición sobre la arquitectura europea celebrada en el MOMA. Nueva York
permanece fiel a los estilos Beaux-Arts y art
decó, incapaz de emular el modernismo europeo. No se convertirá en un
“laboratorio” de arquitectura hasta 1950, concibiendo entonces nuevos espacios
públicos.
Lever House (1952) Gordon Bunhaft
Seagram Building (1958) Mies van der Rohe
Podemos pensar en Nueva York como en la ciudad dinámica, y en la gente
que esquiva el tráfico, y avanza por las calles como si no hubiera mañana.
Podemos pensar en taxis amarillos, pero siempre los pensaremos flanqueados por
gigantes de hierro, cemento y cristal que hacen de Nueva York una de las
metrópolis más especiales del mundo.
New York (1953)
New York, New York - On the Town (1949)